Hoy la revolución ya no tiene quien la defienda… Solo quedan unos dirigentes que deben decidir si entregan el poder formalmente y se guardan para el futuro, o esperan hasta que el desgaste los disuelva en los polvos de la historia.
Ya desde agosto del 2023 se veía con claridad que el chavismo iba perdiendo fuerza y entidad y que, hasta el mismo gobierno, había intentado tomar distancia de la revolución, buscando espacios de recuperación. Llegaron a hacerse liberales y capitalistas de mercado, pero las instituciones revolucionarias no los apoyaron, y, con sus idas y venidas, fueron marcando distancia con el chavismo de Chávez, también conocido como “la revolución bonita”.
Por entonces ya las encuestas mostraban un deterioro importante del chavismo como movimiento, del gobierno en general, y del presidente en particular, que llegó a medir 9,3% alrededor de mayo del 2023. Lo cual se formalizó con los resultados del 28 e julio donde la lectura bruta resultó, grosso modo, en un 70-30 a favor de la oposición.
Y la lectura se podría hacer más ácida incluyendo a aquellos votos del chavismo que por fuerza no pudieron ser sumados a la oposición, para llegar a un 80-20. Y si se hubieran incorporado los 4,5 millones de empadronados de la diáspora, posiblemente hubiera sido 91-9, que eran los números que daban las encuestas en pruebas ácidas que mencioné en el párrafo anterior.
Desde el 28 de julio hasta esta fecha, el tema se radicalizó y forzó a la gente a tomar partido -no necesariamente en forma externa y visible por aquello de la represión- que se refleja en la encuesta informal de la calle; con un avance del repudio y un fortalecimiento de la figura de María Corina Machado, que trae aparejado el respaldo a Edmundo González.
Porque durante ese periodo de dos meses de 28 de julio al 28 de septiembre, se sumó, además, el contexto internacional de una forma masiva; algunos países con propuestas contundentes, y otros (los tradicionales amigos como México, Colombia, Brasil y España) con más ambigüedad, pero con la misma contundencia: no van a reconocer a Maduro.
Lo novedoso de esta etapa es que el apoyo de la comunidad internacional ya se desvinculó del ambiente interno manejado por la fuerza por el chavismo, y asumió un curso de acción que ya no depende de si internamente está en la calle o no lo está. En general están basando su posición en el comportamiento demostrado por el CNE, el TSJ y los jefes del chavismo; adicionando el concepto de saturación de que los mensajes y las declaraciones, ya no causan efecto y muestran una mayor inclinación a promover acciones concretas que efectivamente produzcan un cambio.
Porque en el pasado la sola retención del poder por la fuerza por parte del chavismo ya generaba una inercia interna y externa que les aseguraba continuidad; y ya sea que lo reconocieran o que no como gobierno legal, lo cierto era que nadie dudaba de que el poder lo tenía Maduro. Porque contaban con apoyo popular que hoy se transformó en repudio, con enormes ingresos petroleros que hoy no tienen, y con un apoyo militar que ni ellos mismos se animan a profundizar, porque temen -con justa razón- que lo que encuentren en sus cuadros, sea un profundo rechazo por la revolución.
Como un ejemplo patético, un político venezolano llegó a decir que, si se llamaba a Miraflores, y se preguntaba por el presidente, si el que atendía el teléfono era Maduro, entonces es que él era el presidente. Bueno… eso ya no es más válido porque hasta este político de marras, cuyo nombre no recuerdo, ya se debe haber convencido de que atender el teléfono no da ni legitimidad ni legalidad.
Hoy la revolución ya no tiene quien la defienda… Solo quedan unos dirigentes que deben decidir si entregan el poder formalmente y se guardan para el futuro, o esperan hasta que el desgaste los disuelva en los polvos de la historia.
El buffer zone que creó el mismo gobierno al convocar las elecciones con cinco meses de anticipación a la toma de posesión, se les está volviendo en contra,porque la palabra “transición” que durante mucho tiempo estuvo prohibida, hoy es de uso común y cada vez con mayor expectativa de que pueda concretarse antes del 10 de enero de 2025, fecha en la cual constitucionalmente debe juramentarse el nuevo gobierno resultado de la victoria electoral del 28 de julio pasado.
La inercia que apuntaba a la permanencia basada en la mala costumbre de la convivencia, ya cambió y encontró sus frenos cambiando el sentido de dirección y poniendo en duda de que sea Maduro quien se vaya a juramentar ese 10 de enero, así no hubiera ganado las elecciones… como ya lo hizo en 2013 y en 2018… Esta vez no le resultará tan fácil.
En esta semana que pasó, entre las grandes declaraciones en contra del chavismo en la Asamblea General de las Naciones Unidas, hubo una reunión específica a puertas cerradas entre el secretario de Estado Antony Blinken y representantes de 31 países sobre la urgente situación en Venezuela, que resultó en una declaración conjunta. La palabra clave en esto es “urgente” lo cual indica, entre otras cosas, que no se esperará a las elecciones norteamericanas para tomar decisiones, y que ya en los próximos días deberían verse resultados.
“En este contexto, esta treintena de países ha exigido la liberación inmediata de todas las personas detenidas en las protestas opositoras contra el resultado de las elecciones, a la par que ha rechazado la orden de arresto por motivos políticos emitida contra González Urrutia, quien, según los registros electorales disponibles públicamente, obtuvo la mayoría de los votos en las elecciones”.
“Se pidió al régimen que frene la represión de manifestantes pacíficos y opositores políticos, y la libertad inmediata para detenidos arbitrarios, incluyendo niños”.
Fue un llamado a los diferentes líderes políticos de Venezuela para que inicien un proceso de «debates constructivos e inclusivos» que culminen con una «transición con garantías» para poner fin a la situación de inestabilidad política en el país, acrecentada por las últimas elecciones presidenciales de finales de julio. Afianzando el concepto de “transición”, sin dejar opciones de que sea Maduro quien retenga el poder.
También incluyó la necesidad del salvoconducto de los seis asilados en la Embajada Argentina en Venezuela,
Otro tema que no se puede perder de vista es el relacionado con las amenazas de Erik Prince, fundador de Blackwater, sobre Venezuela, que, si bien aún no se han concretado, siguen siendo una preocupación, porque tiene un historial de involucramiento en conflictos internacionales, incluyendo intentos de intervención militar en países como Libia y la República Democrática del Congo. En 2019, Prince presionó al entonces presidente Trump para desplegar un ejército privado en Venezuela para derrocar al presidente Maduro.
Y en agosto de 2024, Prince publicó un video dirigido a los manifestantes opositores en Venezuela, prometiendo apoyo futuro. Aunque las amenazas actuales son más sutiles, no hay evidencia concreta de que Prince haya comenzado a implementar sus planes en Venezuela, considerando que su foco actual está en Gaza, involucrado en proyectos relacionados con inundar la infraestructura subterránea de Gaza, lo que sugiere un posible cambio de foco hacia otros conflictos.
Si bien las amenazas contra Venezuela aún no se han materializado, el historial de Prince y sus declaraciones recientes generan preocupación sobre posibles intervenciones futuras; sin embargo, su historia y las declaraciones recientes sugieren que sigue siendo una figura potencialmente influyente en conflictos internacionales, incluyendo Venezuela.
Lo político
Políticamente hablando Venezuela está dividida en dos grandes bloques, uno mayoritario y unificado que es la oposición liderada por María Corina Machado, y otro minoritario que está dividido a su vez en, al menos, dos subbloques, que son los que les mencionaba en informes anteriores.
Los institucionales que siguen dispuestos a entregar el gobierno en la conciencia de la insostenibilidad del gobierno basada solo en baño de sangre y terror y los radicales que son los que en este momento están a cargo del país que creen que hay que retener el poder a cualquier costo, con un proceso de aislamiento que corte los nexos con el exterior, con la expulsión forzada de nuevos migrantes, y con el terror con riesgo de vida para los que se queden, será suficiente para quedarse en el poder mucho tiempo más.
Esos dos bloques no tienen una convivencia armónica entre ellos, sino que los radicales le aplican a los institucionales el mismo esquema de terror convirtiéndolos prácticamente en rehenes, y a quiénes les resulta difícil demostrar, adentro y afuera de la frontera, su cualidad de cautivos porque tanto Maduro como los hermanos Rodríguez -que según esta interpretación serían los institucionales- son a su vez la cara visible de la revolución a quienes se les atribuye la autoría de esta campaña de terror cuando muy posiblemente, en parte, pudieran ser considerados víctimas ocasionales.
No obstante, los institucionales, dentro del marco de acción que pudieran llegar a tener, pareciera que siguen enviando mensajes de impulso a la transición, disfrazados de acciones de retención del poder. Por ejemplo, el caso del exilio de Edmundo González, podría entrar en esta categoría porque parece difícil que toda la estrategia se basara en la firma de una carta que, con un mínimo de análisis, se sabía de antemano que una vez en el exterior, iba a mostrar su verdadero origen que era el de la presión vía amenazas y extorsiones que dieron como resultado un mayor fortalecimiento de la figura de Edmundo González y el consiguiente mayor deterioro de un burdo intento desde la revolución.
Si a lo anterior se le suma la documentación por video de estas acciones al interior de la embajada de España, colocando abiertamente a Delcy Rodríguez en territorio español al que las sanciones le impiden ingresar, vicia de efectividad y contamina lo que a simple vista pudiera parecer favorable a la revolución y que en términos reales terminó siendo todo lo contrario. Ya la revolución no tiene quién la defienda… se está convirtiendo en un “sálvese quien pueda” que va perdiendo consistencia y sostenibilidad.
A lo anterior deben sumarse eventos como las primarias de la oposición, como el referéndum sobre el Esequibo, como la aceptación de la candidatura de Edmundo González y su presencia en tres tarjetas en el tarjetón electoral sin contar con un proceso cívico de elecciones que dio pie a que masivamente se pudiera salir a votar, todos indicadores que, desde adentro, se estaba -y se sigue- alentando el cambio de gobierno.
Y que, cuando cambió drásticamente el panorama alrededor de las 4:00 pm del 28 de julio ya fuera tarde para revertir unos resultados que quedaron documentados en el sistema de votación y en las actas, en cuyo proceso de recolección participaron testigos de mesa, representantes del CNE y miembros del Plan República.
Hoy, si hubiera una actitud de fair play por parte del chavismo, sería relativamente sencillo el traspaso del poder y permitir le a la dirigencia reconstruir la revolución y prepararla para competir en el futuro con figuras diferentes a las actuales que la llevaron al desastre… Si eso ocurriera, sería un indicio de que todavía quedara alguien a quien le importe defender la revolución… Pero parece que ya no queda nadie y que se terminarán inmolando por una supervivencia que, de la forma en la que están actuando, ya se sabe que no es sostenible.
Lo social
La derrota de Maduro en las elecciones del 28 de julio de 2024 tuvo un impacto significativo en la pobreza en Venezuela, aunque los efectos exactos aún no están claros, pero que profundizan las precarias condiciones económicas en las que el chavismo mantiene a las clases más necesitadas, con una pobreza del orden de 90% según los estudios de Encovi y de HumVenezuela, dos instituciones alta confiabilidad en el campo social.
Por lo que las esperanzas están puestas en el cambio de gobierno, y la posibilidad que de esto se deriva, de un cambio en la política económica con un nuevo modelo económico que cambie las expectativas; cuyo efecto prácticamente inmediato sería la baja en la inflación y la posibilidad de la llegada de inversiones capaces de absorber el desempleo y parte de la pobreza.
Permitiendo que una actividad económica incluyente impulse el cambio más importante que necesita nuestra sociedad, que es la recuperación de la autoestima y la puesta en valor del venezolanismo que hoy, ya fuera de la jaula del Síndrome de Estocolmo, está aún expectante y sin saber cómo canalizar esa libertad que, sin poder aun disfrutar, avizora como una realidad que se avecina.
Allí es donde el liderazgo de María Corina Machado y la presidencia de Edmundo González, con visiones liberales poniendo al individuo por encima de la ideología, cobra el papel crucial de conducir a la sociedad por un camino de libertad que los mayores ya habían olvidado cómo era, y que los más jóvenes nunca conocieron.
Será necesario un cambio en los programas sociales, destinándolos ahora a sacar a la gente de la pobreza en vez de lo que ocurría en revolución, que era mantenerlos pobres para poder controlarlos.
El secreto está en hablarle a la gente con la verdad, y anticipar que los efectos positivos reales con resultados visibles, tomarán tiempo y dependerán de la gobernabilidad que puedan consolidar en un ambiente de chavismo residual imbricado en la estructura del estado y de cómo puedan implementarse las nuevas políticas, y cuánto tiempo se tomen.
Es crucial señalar que estos son posibles impactos teóricos y que para determinar con certeza cómo afectaría este evento específico a la pobreza en Venezuela, sería necesario ver cómo se desarrollan las políticas del nuevo gobierno y cuál es su capacidad para implementar cambios significativos en la economía y la sociedad venezolana. Además, cualquier cambio tomaría tiempo en producirse y probablemente tendría un impacto gradual en la situación de pobreza.
Lo económico
Lo ocurrido en la ONU y las acciones radicales del gobierno de la revolución terminaron por convencer al mundo que nos rodea en lo socio económico, que hay que incrementar la presión para que desde aquí hasta el 10E pueda conseguirse un traspaso en el mando del país.
Y, por lo que se escucha, eso se reflejaría en prácticamente una asfixia económica vía sanciones y aislamiento; en la consciencia de que el impacto negativo sobre la base social no viene dado por las sanciones sino por las prácticas de administración de los recursos públicos de los distintos actores económicos y sociales del chavismo.
Por eso, es posible que se impongan nuevas sanciones o se intensifiquen las existentes, dependiendo de cómo se desenvuelva la situación política y económica en Venezuela.
La inestabilidad política y la cuestionada legitimidad de la proclamación de Maduro son un marcador de nuestra realidad actual, la cual se prolongará hasta que se logre una definición orientada a que las cosas cambien. Porque solo con un cambio de gobierno es que se podrá ordenar la economía, renegociar las deudas, conseguir inversiones y buscar medios creativos y rápidos de reinsertarnos en el concierto de las naciones serias… que son las que, al mismo tiempo son exitosas, o, al menos, están orientadas a ser exitosas.
En resumen, aunque aún no se haya anunciado la imposición de nuevas sanciones, la información sugiere que es altamente probable que se adopten medidas restrictivas adicionales hacia Venezuela, lo que tendría un impacto significativo en su economía ya debilitada.
En cuanto a lo petrolero seguimos con la GL41 de Chevrón y con las licencias especiales a Maurel, a Repsol y a ENI, manteniendo la producción en el promedio de los 800 mil bpd, más o menos, según la fuente que se consulte. En cuanto a los precios, debemos considerar el promedio de los U$ 70 para las exportaciones de las empresas mencionadas más arriba y un descuento de 40% para el resto que está sujeto a sanciones.
De todos modos, el tema petrolero está fuera de cualquier acción estratégica y se mueve en el día a día, con una infraestructura deteriorada, y siempre esperando que las cosas cambien para volver a ser petroleros en serio… claro que tal vez, ya sin Pdvsa por el daño multidimensional que se le ha inducido que, luce irreparable.
Solo pensar en el daño reputacional y en la perdida de años de conocimiento, ya da la pauta de que hay que comenzar casi desde cero; pero esta vez con un enfoque verdadero de negocio petrolero… de empresas privadas.
Algo similar ocurre con el sector eléctrico que se está cayendo a pedazos, con cortes frecuentes y falta de estabilidad en los niveles de servicio…En fin… para que nuestra economía sea viable habrá que invertir muy fuerte en infraestructura.
Lo internacional
Aunque las amenazas de Erik Prince -Blackwater- contra Venezuela siguen siendo una preocupación, aún no hay evidencia concluyente de que estas amenazas se vayan a concretar. Sin embargo, su historial y las declaraciones recientes sugieren que sigue siendo una figura potencialmente influyente en conflictos internacionales (intervención militar en países como Libia y la República Democrática del Congo), incluyendo Venezuela.
Y como de parte de Venezuela ha habido respuestas defensivas que le dan entidad a la amenaza, entonces, lo que hasta hace poco era una señal débil, ahora debe ser tomada en cuenta en cualquier análisis de escenarios; ya sea que se considere con una probabilidad alta, media o baja… y en cualquiera de las tres opciones, siempre generará costos de alerta y preparación… y si se convirtiera en alta, pues llevaría a prácticamente militarizar a la sociedad.
Esto último significaría darle peso a la milicia bolivariana, compuesta por civiles, en su mayoría muy, pero muy pobres, quienes no tienen formación militar (excepto una patética práctica que trascendió de uso de palos como armamento) ni tienen la motivación para defender a una revolución en la que ya no creen. De los 3 millones de votos, si se le resta 1 millón de votos forzados, y pensando en la distribución etaria de esos 2 millones, lo más probable es que se trate de gente muy mayor para “caerles a palos” a los hipotéticos invasores.
Todo parece indicar que podría haber una intención de Prince de convertirse personalmente en un actor relevante en la geopolítica mundial, actuando simultáneamente en casos como Gaza con la inundación de los túneles de Hamás, y en Venezuela con la captura de sus dirigentes buscados con recompensa por la justicia americana.
Si Prince lograra implementar sus planes, podría llevar a una intervención externa en Venezuela, lo cual tendría implicaciones importantes para la definición de soberanía de los países, y la capacidad de desplegar operaciones militares sin bandera. Si algo así ocurriera, de cara adentro de Venezuela, se llevaría a una mayor polarización y confrontación entre el régimen de Maduro y los grupos opositores, lo que podría empeorar la situación de violencia e inestabilidad, con alcances que pudieran afectar la estabilidad regional.
Porque en realidad, la iniciativa de Prince no está relacionada con la oposición venezolana sino movida por las recompensas de la justicia americana. Claro que, con esa idea que se le atribuye a Prince de adquirir relevancia política, el haber abierto un crowdfunding, fue para tratar de darse un baño de legitimidad política, que, en realidad, no compromete a la oposición como nuevo movimiento de masas, sino a cada persona que decidió individualmente, jugarle una ficha a esta gente para forzar un cambio de gobierno.
Porque esto de la web de “Ya Casi Venezuela” es un emprendimiento que nada tiene que ver con la oposición, ni Prince tiene contacto con la oposición. En todo caso su nombre fue conocido en Venezuela por, según AP, haberse reunido en su casa con Delcy Rodriguez en 2019 en una “reunión secreta”. En fin…
La colaboración de Prince con Israel en proyectos de Gaza podría estar relacionada con sus posibles planes para Venezuela, ya que ambos comparten preocupaciones sobre el régimen de Maduro. Y, aunque no hay una conexión directa entre las actividades de Prince en Gaza y sus amenazas hacia Venezuela, ambas parecen formar parte de un patrón de intervención militar privada que Prince ha estado desarrollando en diferentes conflictos internacionales. Sus acciones en Gaza podrían ser parte de su estrategia más amplia de influencia geopolítica, que pudiera incluir sus amenazas hacia Venezuela.
Las recomendacionesn
*Al gobierno: que permita que en los consulados de los países con los que se cortaron relaciones, los empleados administrativos puedan devolver a los ciudadanos venezolanos residentes en esos países la documentación consignada por diferentes trámites; especialmente pasaportes y documentos apostillados. También que lleven a la práctica lo de los consulados digitales que es una iniciativa que tiene una cierta viabilidad.
*A la dirigencia opositora: que cuide la legalidad y legitimidad de los logros alcanzados, porque son la garantía de que, cuando el chavismo abandone el poder, pueda funcionar como una red de seguridad institucional y hacerse cargo del gobierno. Ya sea que haya un traspaso formal, o un abandono por desgaste, es mandatorio que la oposición esté, en ese momento, más fuerte que nunca.
*A la dirigencia empresarial: que impulsen medidas protectivas del patrimonio y supervivencia de las empresas, porque los tiempos que se vienen presentarán aristas de confusión que, si se consolida la retención del poder a cualquier costo, pueden derivar en expropiaciones y tomas de empresas para asegurar lealtades militares en un momento en el que la revolución, como nunca antes, se está jugando su supervivencia. También hay que proteger los dólares en custodia buscando su transformación en activos financieros que pudieran negociarse para protegerse.
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