El dulce amargo momento del cacao y del chocolate, por Daniel Russo

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Muchos de nosotros, consumidores asiduos de estos productos, hemos podido notar como recientemente se han incrementado sus precios en proporciones importantes versus años anteriores. Haciendo un paneo del mercado en diferentes ubicaciones, inclusive en locales ubicados en aeropuertos los cuales tienen marcas de varias partes del mundo, se aprecia como el rango de incremento supera, en muchos casos, en más de un 100% si los comparamos con tiempos no tan pasados.

Según datos de Fortune Business Insights, la industria del cacao, tan importante a nivel global, ha experimentado notables transformaciones en los últimos años. Se proyecta que el mercado mundial de cacao pase de US$ 48.3 mil millones en 2022 a US$ 67.9 mil millones en 2029, lo que representaría una tasa de crecimiento acumulada del 5% durante el período. Muchas son las compañías líderes en el “trading” y procesamiento del cacao y que hacen todo lo posible para que el segmento siga creciendo; entre ellas encontramos a Barry Callebaut, Cargill, Olam y Ecom.

En todo el entorno hay un pánico justificado. El precio de la tonelada de cacao ha tenido un incremento abrumador, llegando a alcanzar momentos de más de US$ 10.000, cosa que, si se junta con el incremento de los precios del azúcar, hace que cualquier resultado entre esos dos ingredientes tenga una proyección absurda.

Adicionalmente y para colmo de males, los principales países del continente africano, que suman más del 60% de la producción global como lo son Costa de Marfil, Nigeria, Camerún y Ghana, han tenido impactos negativos en sus cosechas como resultado de la sequía y las enfermedades, así como la consecuencia de décadas de inversión y apoyo insuficientes para millones de agricultores empobrecidos.

Según un reporte realizado por The Economist, la industria del cacao en Latinoamérica es prometedora y podría volver a su época de gloria, pero tendrá que mejorar la tecnología para aumentar la producción si quiere cumplir crecer a un ritmo que le permita ubicarse entre los primeros proveedores a nivel global. Y aunque algunas tareas que tradicionalmente se hacían a mano ahora se están mecanizando, la mayoría de los productores de cacao latinos son pequeños agricultores con un puñado de hectáreas cada uno. Los sistemas de riego inteligentes y la maquinaria de automatización de la cosecha no valen la pena cuando se utilizan en parcelas tan pequeñas. Además de ello, los gobiernos deben aportar incentivos y un cuadro de soporte que propicie ese movimiento para poder llevar el aparato productivo a estándares que cumplan con requerimientos globales.

Afortunadamente y para beneficio interno, algunos países de Latinoamérica están aprovechando esa situación y aportando cantidades cada vez más importantes al mercado global como lo son Ecuador y Brasil en mayor escala, así como Perú, República Dominicana, Colombia y Venezuela en menor proporción.

Preferencias de los consumidores en el mercado del chocolate

La misma fuente citada anteriormente, indica que la industria del chocolate para confitería, principal usuaria del cacao a nivel global con más del 70% de su producción, presenta un mercado mundial valorado en US$ 114.3 mil millones en 2019 y proyectado a alcanzar los US$ 165 mil millones en 2032, lo cual representaría una tasa de crecimiento acumulada del 3% durante el período.

Este crecimiento se ve impulsado por varios factores, entre ellos el aumento de los ingresos disponibles en las economías emergentes, como China e India, donde el consumo per cápita de chocolate está aumentando. Mercados como Europa y Estados Unidos de Norteamérica son grandes consumidores y otros muchos están acelerando los segmentos “premium” que reflejan precios incluso mayores, ya que los porcentajes de cacao que sus productos tienen son más altos.

Este enfoque en la innovación y la “premiumización” ha llevado a la aparición de productos de chocolate de nicho y especiales, que satisfacen las preferencias cambiantes de los consumidores más exigentes. Aquellos preocupados por la salud impulsan la demanda de chocolates más oscuros, conocido por su mayor contenido de cacao y sus supuestos beneficios. Los antioxidantes y flavonoides que se encuentran en el chocolate negro cautivan a los consumidores que buscan indulgencia sin culpa. Además, la experimentación del sabor se ha convertido en un sello distintivo de la experiencia moderna del chocolate. Desde ingredientes exóticos hasta combinaciones innovadoras, los consumidores adoptan la diversidad en sus elecciones de chocolate.

Las grandes compañías chocolateras a nivel mundial hacen de todo para lograr complacer los más exigentes paladares, pero han se han topado con el reto del incremento de precios y disponibilidad de materia prima. Además, la competencia es feroz, son muchos los grandes como Mars Wrigley, Hershey, Nestlé, Ferrero, Lindt, Mondelez y Haribo, entre otros. En Venezuela tenemos, además de las incursiones de algunas multinacionales, el trabajo de Chocolates El Rey, Franceschi, Paria y Sander, entre las más conocidas puesto que hay otras compañías que trabajan duro frente a las adversidades, pero tal vez son más pequeñas en ventas y algo menos conocidas por el común denominador de los consumidores.

A medida que aumentan los precios del chocolate y evolucionan las preferencias, la industria del cacao y el chocolate se enfrenta tanto a desafíos como a oportunidades. Ciertamente no podemos predecir los embates del clima, las plagas, elementos exógenos no controlables por quienes cultivan, procesan y venden estos productos.

Al comprender los factores subyacentes que impulsan las tendencias del mercado y el comportamiento de los consumidores, los fabricantes pueden adaptarse, innovar y prosperar en un panorama competitivo. Con una mezcla de calidad, innovación y prácticas éticas, el futuro de la industria continuará siendo tan rico e indulgente como siempre. Eso sí, todo indica que los costos seguirán aumentando, así que a un buen gusto…

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